Relatos de Esparto

Sunday, February 18, 2007

EL "ESCRÓFALO"



-Me parece que tienes el esófago inflao!
-Pero qué me dice, Sr. Juan?
-Pues eso, que te veo peor de lado que de cara.
-Y, pero es que, sabe Vd.?, yo no tengo de eso que dice.
-Esófago.
-Pues eso, que yo no tengo de eso. Mire, el año pasado vendí el burro para comprar una "amotillo", pero esa máquina de la que me habla debe ser cosa de señoritos, que ya he visto en las eras que se tragaban los haces y salía todo trillado.
-Pero cómo te explicaría que tienes la tripa como hinchada?
-Ah, Sr. Juan, debe ser de las habas. Ayer estuvimos en "El Palancar", ayudándole a mi primo y nos pusimos "moraos", pero le puedo jurar que yo no tengo, cómo ha dicho?, "escrófalo" ninguno.
Aquello me marcó. Bien sabe Dios que nunca he presumido de lo que no he tenido.
-Tranquilo, Matías, que si ya no lo has hecho, ya no revientas nunca.
Camino del aprisco ,hablando conmigo mismo, considerando lo mucho que valían las sabias palabras del sr. Juan, por mucho que me tocaba, nunca conseguí encontrar el "escrófalo" ese, pero me dejó la cosa en un sinvivir que me producía picores por todo el cuerpo.
Cómo es posible que se me infle algo en el cuerpo y que no lo note? Hasta Lino, el mastín, me debió notar preocupado, ya que, en vez de guardar el ganado, no se apartaba de mí. Debo estar cerca de la muerte por inflamiento.
-Feliciana, tú crees que tengo algo inflado especialmente?
-Calla y duérmete. Concretamente esta noche, no has cumplido ni con la hinchazón acostumbrada.
Aquella noche fué terrible y el amanecer no llegaba. Cada vez me dolía más no sé dónde ni por qué, pero el Sr. Juan se me aparecía a cada momento.
-Que tienes el esófago "inflao"!
Y qué van a hacer mis ovejas sin mí? Y la Feliciana durmiendo tan tranquila...!
-Don Ramón, Don Ramón, soy el Matías!
-Pero, hombre de Dios, qué horas son éstas?
-Es que, sabe Vd.?, me ha dicho el Sr. Juan que tengo el "escrófalo" inflao y que me puedo morir.
-Que tienes qué?
-Pues eso, el "escrófalo" y me ha señalado tal como por aquí.
Nunca vi una mirada tan inquisidora convertirse en asesina.
-Y para esta tontería me despiertas a las seis de la mañana?
-Entonces, no es verdad, D. Ramón?
-Es que no conoces al Sr. Juan?
Mi vuelta al aprisco fue una rumia de venganza. Este año, el Sr. Juan no consiguió curar jamones. Ya me encargué de agujerearle las alambreras para que pasara, sin problemas, la moscarda.
A él si que se le infló el "escrófalo"...!
Greco

4 Comments:

  • At 1:07 PM, Anonymous Anonymous said…

    Muy bueno...sín más. Creo que lleva todos los ingredientes de un divertido relato. Eso del "escrófalo", me ha "llegao"...pobrete Matías!!!, eso sí, que no le pase nada al Sr. Juan con la moscarda, jajaja.
    Gracias por escribir, Greco

     
  • At 5:08 PM, Blogger Greco said…

    Me alegro de que te sigan gustando mis relatillos, amig@ anónim@.
    Gracias por visitarme.

     
  • At 9:29 PM, Anonymous Anonymous said…

    De nada Greco, me olvidé de poner mi pseudonimillo, jajaja.
    AZAR

     
  • At 11:52 PM, Anonymous Anonymous said…

    Ja,ja,ja ¡Qué divertido, GRECO!

    Tuve que llegar al final de la historia para saber que, al que dormía al lado de la Feliciana, quién le había metido los "cerones" en el cuerpo había sido el señor Juan.

    ¡Para qué luego digan de las Felicianas! ja,ja,ja. Ya se sabe, unos tienen la fama y otros cardan la lana.

     

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